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Spanish History X (Cartas desde la izquierda)

By | Published | 3 comentarios

       Soy cocinero, es cierto, trabajo en el sector de hostelería y turismo, sector en el que impera lo norma no escrita en ningún tratado, acuerdo o legislación, y que obliga a todos aquellos que formamos parte de su tejido laboral,  a no expresar nunca de manera directa nuestras inclinaciones políticas, religiosas o futbolísticas; no me gusta el fútbol, y por expreso deseo del Creador, yo soy ateo, así que solo corro peligro de incumplir la primera parte de este Sancta Sanctorum.

                No sé si soy buen cocinero, pero lo que sí sé, es que soy tremendamente profesional en la ardua tarea de no cumplir normas que, a mi juicio, no tienen mucho sentido, y en lo más profundo de mi, siento que esta regla, por inhumana, no tiene ningún sentido, y es que somos cocineros a la vez padres, hermanos, amigos, parejas, todo ese compendio de cosas que conforman al ser humano, y no dejamos de serlo cuando nos ponemos la chaquetilla y entramos en la cocina, no creo que haya nadie capaz de desafiar esta afirmación.
                Cuando escribo este post, pienso en mi hijo, Julio, en el motivo por el cual decidí ponerle ese nombre, fueron las palabras de un poeta trasnochado de los años cincuenta las que me regalaron la idea, el mensaje de esperanza más hermoso que había leído jamás, palabras que solo podían brotar del amor más sincero y profundo, no podía encontrar un nombre mejor. Aunque nos separa la distancia física, siento y vivo con toda intensidad todas sus alegrías, miedos, dudas, tristezas y sonrisas, la conexión vital que hace que me acompañe por encima del tiempo y el espacio en cada uno de los segundos de mi vida, puedo percibir, con meridiana claridad, cómo va creciendo cada día camino del hombre libre que un día será. Por todo esto no tengo derecho a callar, aunque ello conllevara que la Santa Cofradía de Hostelería y Turismo de España decidiera expulsarme para siempre de sus filas o directamente del país.
                Desde que descubrí que mi cráneo  no estaba totalmente hueco he intentado indagar, reconozco que sin mucho éxito, sobre cuál es el motivo de mi existencia en este planeta, he recorrido millones de kilómetros de letras(y algunos miles de kilómetros de carretera…) y aún no he encontrado respuesta, pero algo sí he aprendido, es que estoy aquí, y como verdad inmutable, he observado que de ninguna manera soy inmune a nada de lo que ocurre a mi alrededor por muy grueso que sea el uniforme que pueda vestir. Soy un trabajador, todos los miembros de mi familia son gente trabajadora, es por esto que siempre me he deslizado entre el pensamiento anarquista y el marxismo trotskista en confusos y enrevesados vaivenes… Puta sinapsis, siempre me la está jugando… Voy a intentar aclarar mínimamente este punto, desde que tomé conciencia de mi condición de obrero, he bebido de las fuentes del socialismo en sus distintas percepciones, principalmente del colectivismo y del materialismo dialéctico, por definición, creo en la colectivización de los medios de producción, la abolición de la propiedad privada y del concepto capitalista de comercio, la emancipación de la clase obrera y la redefinición del papel de la mujer en la sociedad, entre otras cosas, pero sin perder de vista algo fundamental, y es que la socialdemocracia es el único statu quo en el que puedo convivir con personas que piensen distinto a mí con un margen de actuación suficiente para no interferir en su propia libertad y que esta relación debe de estar regulada por un contrato social que defina la relación entre el estado y la ciudadanía en condiciones de igualdad.
¿Cómo no preguntarme hoy que le sucede a la clase obrera europea y especialmente a la española? Después de haber visto como la masa trabajadora británica se ha decantado mayoritariamente por el leave seducida por el fascismo xenófobo más repugnante, después de ver como el ministro del interior de mi país no tiene ningún pudor en utilizar los mecanismos de la democracia para reventarla desde dentro, y como los dos principales partidos, con la inestimable ayuda de los sindicatos, se han dedicado, primero a crear una administración clientelar y después a expoliar los frutos de la misma durante casi cuarenta años sin que el proletariado haya movido un solo dedo para impedirlo. Yo no creo que seamos un país de idiotas, ni mucho menos, simplemente somos el fruto de nuestra historia y de unos fantasmas que no terminan de irse. No creo que nos de miedo el cambio, lo que realmente nos da miedo es la libertad por el alto grado de responsabilidad que implica, no estamos muy acostumbrados a ser los directores de nuestro propio destino y el compromiso necesario se nos antoja excesivo. Pienso que la primera víctima de estos fantasmas son los partidos de izquierdas, muy especialmente Izquierda Unida y el PCE y su obstinada obsesión por mantenerse en las filas de un komintern hace tiempo muerto y enterrado; la fanática defensa de unos líderes históricos con demasiados claroscuros, la justificación velada de situaciones del todo anacrónicas como las de Cuba o Venezuela( a Pyongyang y a China… ni los nombro), países en donde en nombre de los trabajadores se han instalado verdaderas monarquías absolutas disfrazadas de revoluciones marxistas. Podemos, partido surgido del desmembramiento de un PSOE que hace tiempo que abandonó la senda de la izquierda convirtiéndose en una confederación de señoríos feudales con tintes de historia visigoda(si, esa en la que los señores se van acogotando unos a otros para reinar durante unos meses), además de gente desencantada de la línea pro soviética de IU y PCE y de gente joven con muy buena intención pero algo perdidos; a mí me encanta escuchar a Quilapayun, por eso le agradezco a Podemos que  cierren su noche electoral al son de Pueblo Unido Jamás será Vencido y recordando al gran Salvador Allende, quizá haber recordado su Vía Chilena al Socialismo en la anterior legislatura, nos hubiera sido de mucha utilidad para todos, Allende no tuvo miedo y asumió su responsabilidad, siento que el voto del miedo, no ha sido el que se ha ido a la derecha, si no el que se ha quedado en casa, un millón doscientos mil votos de un partido como Podemos no se van al Partido Popular. Esto es solo una reflexión que me lleva a concluir que los partidos de izquierda se han instalado cómodamente en aquello que dijo Ortega y Gasset, la repulsiva recomendación en la que insta a los intelectuales a vivir aparte de las masas sociales para poder decidir cómo crear  y administrar el destino de las mismas, la vanguardia objetiva del proletariado se ha ensimismado tanto que ha olvidado de donde viene, quizá esto responda a la pregunta que encabeza este párrafo, no lo sé. Yo soy hombre de oficio y pocas letras y esto es solo mi opinión.
 El nombre de este artículo está adaptado del título de la película American History  X(magistral Edward Norton, peli imprescindible), la historia de Derek Vinyard, un joven intelectualmente brillante que es atraído por un grupo neonazi y cuando descubre que los fanáticos se han aprovechado de su frustración y su rabia es demasiado tarde; no voy a desgranar aquí el argumento, os sugiero ver el filme y sacar vuestras propias conclusiones, la mía es la siguiente, quizá las clases humildes y trabajadoras estén  plagadas de Vinyards y no tengamos suficientes profesores Sweeney en la calle para localizarlos, apostar por ellos y salvarlos de fanatismos, este es mi aviso para navegantes.
         No voy a acabar este post con música como es mi costumbre, lo que tenía que decir ha quedado dicho.
          Afectuosamente, Rafa da Silva, Cocinero (by Cookin’Up)

PS: Prometo que llegará un momento en que me lo tome en serio y empiece a escribir sobre cocina y gastronomía.

3 Responses

  1. Interesante análisis de la situación politica, así a vuela pluma. Dejas dichas unas cuantas verdades como puños. Gracias.

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