La búsqueda instintiva de alimentos ha sido un hecho indispensable y un factor primordial en la evolución y la historia humanas, tanto es así, que no hay ningún estudio antropológico serio que pueda pasar por alto la dieta de las sociedades que son objeto de este. Lo que comemos, nos relaciona directamente con el ecosistema que habitamos y deja una huella imborrable en nuestra herencia cultural.