La gran mayoría de platos de casquería son guisos, pero también se dejan freír o asar con algunos pasos previos para modificar su textura como es el caso de las manitas (pies) y otras piezas de mucho tejido conjuntivo; las vísceras (salvo excepciones como el hígado), usualmente necesitan un escaldado útil para eliminar pleuras, impurezas y, además, facilitar su desangrado.